¿En que consiste una Ciudad Ecológica?
Las ciudades representan aproximadamente el 80 por ciento de las emisiones globales de CO2, por lo tanto, en primer lugar habría que pensar en una reducción de las emisiones de CO2. En consecuencia, una “ciudad ecológica” implica abordar el tema de la movilidad más concienzudamente. ¿Necesitamos el automóvil todos los días?, ¿por qué no caminamos o andamos en bicicleta o tomamos un autobús?
La movilidad es un recurso precioso que debemos valorar. En un futuro cercano, este recurso podría transformarse en una flota de automóviles eléctricos que estén a disposición de todos por el pago de una tarifa, de modo similar a las bicicletas que se pueden alquilar en algunas ciudades en la actualidad.
Además, implica ahorro de energía y un recorte general de las emisiones urbanas de CO2. El aislamiento térmico de los edificios podría constituir un punto de partida, ya que podría reducir las emisiones de CO2 en un 40 por ciento. Esto no solo ahorraría mucha energía durante el invierno, sino que, además, nos proporcionaría refrigeración durante el verano.
¿Qué decir de los espacios verdes, que resultan más tangibles para el público?
Los espacios verdes urbanos son importantes. Las personas los necesitan ?observe sino el número creciente de actividades espontáneas de jardinería urbana. Sin embargo, los espacios verdes son aún más que eso: previenen el efecto de "isla de calor" de los centros urbanos. No tienen que ver únicamente con el bienestar. Además, forman parte de objetivos orientados al futuro relacionados con satisfacer nuestras necesidades mientras apoyamos a las generaciones futuras.
¿Conoce alguna ciudad que se acerque a este modelo?
Copenhague es un buen ejemplo. La capital danesa planea convertirse en la primera ciudad con emisiones neutras de carbono del mundo para el año 2025. El “Plan climático de Copenhague” incluye 50 iniciativas específicas, tales como la renovación energéticamente eficiente de los edificios municipales, turbinas eólicas más eficientes e incentivos para el uso de vehículos eléctricos.
La ciudad de Múnich realizó progresos considerables. De acuerdo con un estudio de Siemens, Múnich podría reducir a la mitad sus emisiones de CO2 para el año 2025 mediante el aprovechamiento de tecnologías existentes. Además, Allianz apoya la nominación de Múnich como sede de los Juegos Olímpicos de invierno del año 2018 mediante su contribución al concepto de “juegos neutros en emisiones de carbono”. La ciudad de Londres demuestra un potencial similar ?vean los Juegos Olímpicos de 2012?, y Viena ha avanzado con un concepto de movilidad urbana inteligente. No debemos olvidar que algunas ciudades medianas llevan la delantera hace décadas en este sentido, como Friburgo o Malmö.
Tecnologías de energías renovables, tecnologías de eficiencia energética aplicadas al transporte público, aislamiento térmico de edificios públicos y privados, y acondicionadores de aire y alumbrado público de bajo consumo de energía. Sin embargo, no se trata únicamente de la tecnología: una ciudad ecológica implica que sus habitantes tengan un comportamiento ecológico y se replanteen el consumo individual. Consiste en modificar el comportamiento relacionado con la movilidad y cambiar el estilo de vida por el bien de los demás. Por el momento, hemos identificado estudios creíbles de bajas emisiones de carbono para ciudades de hasta 8 millones de habitantes, con conceptos detallados de transición de infraestructura.
Sin embargo, más allá de eso, debemos ampliar nuestra comprensión sobre cómo transformar las megaciudades en lugares más habitables, en parte debido a que, desde el año 2008, más del 50 por ciento de la población mundial vive en ciudades y para el año 2050 esa cifra estará cerca del 70 por ciento.
¿Cómo evalúa conceptos tales como la agricultura vertical o la agricultura urbana en la ciudad de Detroit?
Los proyectos de la ciudad de Detroit nacieron, por una parte, debido a la falta de espacios urbanos disponibles y, por otra, a partir del espíritu comunitario y de la necesidad de algunos sectores de la población.
Lo que en algún momento fue espacio para estacionar o un sitio de producción se volvió un páramo, y las personas comenzaron a reutilizar esos espacios abiertos para sembrar frutas y verduras. En muchas ciudades con una densidad de población elevada, el espacio para la agricultura es escaso o nulo. Sin embargo, si se toma en cuenta la cantidad de espacio que se necesita realmente, dudo que se pueda esperar demasiado de la agricultura urbana, ya sea vertical u horizontal.
Sin embargo, la agricultura urbana podría constituir un punto de partida, especialmente en lo que respecta a fortalecer a la comunidad y estimular la responsabilidad privada en relación con las ciudades ecológicas.
En este contexto, ¿cuán importante es la relación entre las zonas urbanas y las rurales?
Creo que una ciudad ecológica solamente es posible con relación a su entorno rural. No se puede descarbonizar una infraestructura urbana sin el apoyo de la periferia.
¿Cómo pueden las megaciudades, y especialmente los barrios pobres cada vez más grandes, sumarse al camino de la ecología?
La planificación sistemática a largo plazo del desarrollo urbano, el acceso a agua potable segura y confiable, las instalaciones sanitarias adecuadas, los servicios de transporte, la recolección regular de residuos sólidos, y los servicios de salud y de educación son factores importantes. Estos le otorgan a la población de los barrios pobres una base para avanzar de un modo de vida de mera subsistencia hacia una clase media emergente.
Una vez establecida esta base, los esfuerzos en pos de una infraestructura baja en carbono, los programas públicos y educativos relacionados con los riesgos climáticos, la mitigación del cambio climático mediante tecnologías de uso eficiente de la energía y de tecnologías económicas con bajo nivel de emisiones de carbono deberían encontrar una respuesta positiva.
Deberíamos ser conscientes de que son los pobres de los centros urbanos los que más expuestos están a todo tipo de desastres climáticos. Si se les brinda estabilidad y acceso a la educación, la sociedad entera prosperará. A partir de ahí, el camino hacia un entorno urbano ecológico es más corto.