Entre octubre y noviembre, los osos polares de Churchill, en Canadá, se reúnen a esperar que el agua de la bahía de Hudson se congele, para poder así acceder a las zonas de caza donde alimentarse. Y, a partir del miércoles, cualquiera puede acompañarlos vía Internet gracias a una serie de cámaras en vivo instaladas en varias locaciones alrededor de la ciudad y en las costas de la bahía.
Financiadas por una beca de 600.000 dólares, las cámaras, instaladas en conjunto por Explore y Polar Bears International, se encuentran dentro de las rutas típicas que atraviesan los osos en su migración anual. Estas fueron colocadas sobre una torre de observación en el parque nacional de Wapusk, una cabaña y sobre vehículos turísticos de tundra de la compañía Tundra Buggy.
La ciudad de Churchill, en la provincia canadiense de Manitoba, tiene poco más de 800 habitantes y es conocida como la capital mundial de los osos polares. Además de tener la mayor concentración de esos animales y una próspera industria de ecoturismo, Churchill no dispone de carreteras que unan a esa ciudad con la capital, Winnipeg, y sólo se puede acceder a ella por ferrocarril o vía aérea.
Es por su alta concentración que los osos de Churchill son de los más estudiados en el mundo. Sin embargo, durante más de 20 años, los científicos han registrado un importante declive en su población, vinculado al cambio climático.
Según indican los expertos, el calentamiento en esa zona ha extendido la cantidad de días sin hielo en la bahía, lo que evita que los osos puedan acceder a las zonas donde se encuentran las focas oceladas, su dieta principal.
“Regresan al hielo en peores condiciones cada año”, dice Martyn Obbard, científico investigador del Ministerio de Recursos Naturales de Ontario, Canadá. Entre los cambios climáticos que ya se han estudiado en la zona ártica se incluyen las elevadas temperaturas y la pérdida de capa de hielo marino.
En la bahía de Hudson, donde se encuentran las cámaras, el rompimiento de las capas de hielo ocurre hoy tres semanas antes que hace 30 años, lo que obliga a reducir la temporada de alimentación de los osos. Es por esto que los ejemplares que vemos ahora, en vivo por Internet, son menos y más pequeños que en 1980. Según estudios comparativos, el peso promedio de los osos hembra pasó de 290 kilos en 1980 a 230 en 2004.
Para ver las cámaras:
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Discovery