Una maquila o maquiladora es una empresa que trabaja para las industrias deslocalizadas del Norte. Las maquiladoras son empresas que se crean en zonas francas de los países pobres. Los trabajadores de las maquilas generalmente son mujeres que sufren una auténtica explotación laboral: trabajan jornadas interminables en condiciones de salarios de hambre. Las maquiladoras son empresas locales subcontratadas por grandes corporaciones multinacionales. Es el modelo de la explotación laboral en nuestro mundo globalizado.
Las maquiladoras en países como México, China, India, República Dominicana, Haití, Tailandia, Honduras, Nicaragua... son el gran negocio de las multinacionales en la actual globalización.
La tendencia de las multinacionales es deslocalizar toda o la mayor parte de su producción. Las grandes marcas en la globalización pasan a ser meras imágenes publicitarias, distribuidoras de productos ya manufacturados. No producen. Sólo venden los productos producidos con salarios de miseria en las maquilas.
El proceso de deslocalización y la producción en las maquiladoras destruye millones de puestos de trabajo en los países industrializados. Las fábricas se cierran para abrir o para subcontratar en un país donde poder exprimir más al trabajador, a las leyes nacionales y al medio ambiente.
Las condiciones de trabajo en las maquilas están diseñadas para obtener el menor coste posible y el mayor abaratamiento de los precios. El mercado mundial necesita alimentarse de mano de obra barata. Esto da lugar a lugares de trabajo poco iluminados, con escasas o inexistentes condiciones higiénicas, con cientos de obreros/as hacinados, sin medidas de seguridad, sin aireación ni ventilación, mala alimentación, pocas horas de sueño o reposo, jornadas laborales de 12 o 14 horas diarias, horas extra no remuneradas.
Es muy difícil que una maquila pueda crear o contribuir a un desarrollo económico o tecnológico en el país o la zona en que trabaja. Los medios de producción con los que cuentan no suelen ser muy sofisticados. Sólo los trabajos más manuales y rutinarios son los destinados a estos lugares, tales como ensamblaje, costuras, montajes...
El beneficio generado en las maquilas de los países pobres emigra con facilidad gracias a la ausencia de impuestos, aranceles o cualquier método proteccionista con los que los países ricos sí cuentan. Para ello existen los Tratados de Libre Comercio, que el FMI o el BM se encargan de hacer prosperar.
Pobres sois y en pobres explotados os convertiremos. Son las maravillas de las zonas francas, los países empobrecidos y endeudados se esmeran en ofrecer las ofertas y condiciones más interesantes a las todopoderosas multinacionales.
¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué no se toman medidas de protección y fomento de la industria nacional? ¿Por qué no se protege a los/as trabajadores/as? Es fácil, cerca del 80% de los seres humanos es pobre o muy pobre No es difícil para una multinacional amenazar con cierres y traslados a otro país donde se ofrezca la mano de obra más barata, menos impuestos, menos restricciones legales, leyes flexibles en cuanto a salario mínimo, jornadas de trabajo, límite legal de edad para trabajar...
La pobreza genera riqueza y costes bajos. Si algún país cree que debe proteger sus intereses, sufre la angustiosa situación de verse amenazado con que las maquilas vuelen. Esto crea una situación de precariedad laboral, situaciones de empleo inestable, donde el futuro de todo un pueblo explotado depende de las decisiones del comité ejecutivo de una gran corporación. Además, los altos índices de desempleo y miseria en los países productores tiran por los suelos los precios de los salarios.
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